- Malcorra
- febrero 20, 2020
La vida te hace tomar decisiones
Hace unos 15 años trabajaba como nutricionista en una famosa franquicia dietética. Básicamente ayudaba a la gente a adelgazar.
La franquicia controlaba todo el tema de dietas y complementos dietéticos y el sistema de trabajo dejaba bastante que desear, porque en lugar de ofrecer un asesoramiento individual real, todo estaba diseñado a priori, las dietas eran siempre las mismas y además se nos exigía vender a nuestros clientes productos que realmente no necesitaban.
Ganaba mucho dinero, pero también trabajaba mucho. Apenas tenía vida fuera del trabajo. Y tras cuatro años en la empresa empecé a plantearme las cosas. Sentía que lo que estaba haciendo era engañar a la gente y eso iba totalmente en contra de mis valores. No me sentía bien conmigo misma.
Un día estando en la playa, empecé a ver borroso. Sólo tengo un ojo sano y fue un susto muy grande para mí. Al principio no lo asocié al trabajo, pero cuando volví a recuperar una visión normal y me reincorporé al trabajo, me di cuenta de que tenía tanto rechazo a estar allí que con sólo cruzar la puerta del despacho me quedaba sin aliento, no podía respirar bien.
Tan sólo unos días después me ofrecieron un trabajo como visitadora médica en una importante empresa farmacéutica. No era el trabajo de mi vida, pero era una salida muy tentadora dadas mis circunstancias.
Tuve que tomar una decisión rápida, pero he de confesar que me costó muchísimo. Estaba tan desconectada de mi misma que incluso teniendo síntomas tan fuertes asociados al trabajo, no me veía capaz de tomar una decisión.
Algo en mí me pedía recapacitar, parar y sentir hacia dónde quería ir para tomar una buena decisión. pero no tenía ni idea de cómo hacerlo. Ojalá hubiera tenido las herramientas que tengo ahora para conectar conmigo misma.
Finalmente cambié de trabajo, salí de la venta de productos de fitoterapia, para meterme de lleno en el mundo del medicamento, un disfraz distinto para la misma «M@#@@#!!» (ya sabéis). Pero eso es otra historia…