Rechinas los dientes por las noches:
El estrés va cargando de energía extra tu cuerpo, especialmente en tus músculos. Esa energía busca su salida y lo hace mientras duermes haciendo que tus músculos mandibulares se tensen, en lo que se conoce como bruxismo. Muchas veces no somos conscientes de que lo hacemos, pero podemos empezar a nota que nos duele la cabeza con frecuencia, que tenemos más molestias cervicales o existe desgaste en el esmalte de nuestros dientes.
Sufres fluctuaciones de peso:
Cuando estás estresado, tu cuerpo generalmente libera la hormona cortisol y esos niveles altos de cortisol en su cuerpo, pueden causar un cambio en tu apetito. Algunas personas dicen que sentirse estresados les hace comer más y con ansiedad. Mientras que para otras, el estrés les reduce el apetito.
Tienes problemas digestivos:
Los síntomas digestivos asociados al estrés son variados. Pueden ir desde ligeras molestias en la digestión a verdaderos problemas más serios como el síndrome de colon irritable. Nos damos cuenta de que nuestro sistema digestivo no está funcionando bien si por ejemplo, últimamente tenemos muchos gases o no vamos al baño con la misma frecuencia. Quizás tengamos acidez dolor en el estómago…
Tienes espasmos musculares:
Aquí ocurre igual que con el bruxismo. Estás acumulando tal cantidad de energía que tu cuerpo necesita liberarla mediante contracciones musculares involuntarias. Estos intentos de tu cuerpo por liberar energía pueden manifestarse también como tics, por ejemplo cuando el párpado de tu ojo empieza a vibrar sin poder hacer nada para evitarlo.
Notas mucho más dolor en tu “punto débil”:
Todos tenemos una parte del cuerpo que nos duele o molesta con frecuencia. La espalda es la zona por excelencia porque es donde suele acumularse la tensión que nos produce vivir estresados. Pero también puede ser cualquier otra parte del cuerpo. Puede que estemos más estresadas de lo que creemos, si nos damos cuenta de que esa zona nos molesta o nos duele mucho más que lo habitual.
Tu respiración es rápida, superficial y poco fluida:
El primer punto al que deberíamos mirar para saber si estamos estresados, es nuestra respiración. Ella está en relación directa con nuestro estado mental, emocional y físico. Así que es un síntoma inequívoco al que acudir cuando querermos información relevante acerca de cómo estamos realmente.
Tienes la sensación de que tus niveles de energía fluctúan mucho:
Cuando vivimos estresados no solemos darnos el descanso que necesitamos y nos desequilibramos a nivel energético. Unas veces te sientes con muchísima energía, y otras a penas puedes moverte de la cama.
Sientes tu cuerpo rígido:
Mantener niveles altos de estrés además de aumentar la tensión de tus músculos está relacionado con procesos inflamatorios en las articulaciones. Muchas personas además retienen líquido a consecuencia del estrés. Todo ello puede darnos la sensación de vivir en cuerpo rígido, poco flexible y con poco rango de movilidad.