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¿Vives con tensión emocional?

Descubre cómo puedes evitarla a través de tu cuerpo.

¿Qué es la tensión emocional?

Hoy en día todos y todas vivimos con cierto grado de tensión física. Muchos de nuestros músculos viven con una tensión que puede tener una causa mecánica por uso continuado, como la que sufren deportistas o trabajadores, pero que también puede tener un origen emocional.

La tensión emocional se vive como algo involuntario. Parece que suceda sin que seamos muy conscientes de ella. Ciertos músculos del cuerpo se van tensando día a día, produciendo molestias indeseables. Cuando nuestros músculos aumentan de tonicidad pierden rango de movimiento, duelen, la circulación sanguínea que los alimenta queda restringida, acumulan toxinas y se inflaman. Y cuando todo eso sucede, las cosas pueden llegar a complicarse con problemas en articulaciones o con un aumento considerable de dolor.

No importa si lo que vivimos ocurre externamente o es algo que sentimos en nuestro interior. La tensión surgirá igualmente.

¿Por qué nos tensamos?

Cuando vivimos algo que no nos gusta, practicamente todos tenemos la tendencia de recharzarlo. En cuanto tenemos una sensación desagradable o desconocida dentro de nosotros, ponemos en marcha un mecanismo de huida que podría verse como una intención de “congelarnos” para no sentir. Así que nos tensamos tratando de crear una barrera que nos separe de lo que estamos sintiendo.

Por ejemplo, imagina que estás desayunando tranquilamente y de repente te viene a la memoria la discusión que tuviste la noche anterior con tu pareja. De manera instantánea sientes algo en el cuerpo asociado a ese recuerdo. No sabes muy bien qué es, pero puedes sentir un cambio físico, como si hubiera habido una movilización de energía que quizás te resulte desagradable. Quizás es la energía que moviliza la rabia por las palabras que tuviste que oír de tu pareja. De manera automática e inconsciente te pones en modo “congelación” tensando tu cuerpo en un intento por bloquear las sensaciones que estás teniendo. Acto seguido tu mente comienza a hacer acto de presencia y empieza a opinar, juzgar y analizar todos los detalles de la discusión. Todo lo que piensas estará empañado de tus creencias y de tu propia historia personal. Tratarás de buscar explicaciones, te defenderás y puede que incluso trates de resolver todo lo acontecido. Pero siempre lo harás bajo el influjo de tu ego. 

En milésimas de segundo, huyes de tu cuerpo para dejarte llevar por tu mente, que es donde seguramente estás normalmente. Y apenas serás consciente de ello.

Siempre que te sientas tensa, sabrás que estás en tu mente. No hay tensión física sin un diálogo mental que lo acompañe.

¿Cómo podemos aliviar nuestra tensión emocional?

El único modo de eliminar la tensión de tu cuerpo, es volviendo a él. Es decir, sentir tu cuerpo independientemente de lo que ocurra en él. Dejar de tenerle miedo. Puedes liberarte cuando descubres que la tensión emocional que sientes en tu cuerpo, puede aliviarse si le prestas la atención que necesita. 

A través del desarrollo de nuestra conciencia corporal, aumentamos las posibilidades de permanecer unidos a nuestra experiencia corporal independientemente de cómo sea. Primero potenciando la habilidad de darnos cuenta de cómo huimos del cuerpo cuando lo que sentimos no nos gusta. Dándonos cuenta de todas las ocasiones en las que nos evadimos de nuestro cuerpo para habitar nuestra mente, en un intento de buscar alivio (un alivio que raramente encontraremos en nuestra mente pensante).

Una vez que somos conscientes de ello, podremos desarrollar la habilidad estar presentes en nuestro cuerpo momento a momento, sin importar lo que suceda en él. Permaneciendo en contacto con todas las sensaciones que nos esté ofreciendo.

Puedes aprender a cuidar a la criatura tensa y dolorida que vive en ti. No es sencillo darnos cuenta de nuestros patrones tensionales y muchas veces necesitamos que otra persona nos ayude a hacerlo.

Estamos organizando un grupo de conciencia corporal que comenzará en febrero de 2020 en Santa Cruz de Tenerife, en el que aprenderás a conectar con tu cuerpo. El único requisito indispensable para asistir, es que tengas la voluntad de desarrollar cierto nivel de sensibilidad que te permita percibir sensaciones en tu cuerpo, sean placenteras o dolorosas, para que aprendas a gestionarlas. Es un grupo que te proporcionará herramientas para desarrollar esta sensibilidad, aunque hayas invertido mucha energía en insensibilizarte y no sepas cómo percibir tu cuerpo ahora mismo. Si crees que puede interesarte puedes encontrar más información aquí:

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