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Síntomas sutiles de depresión

que puedes estar pasando por alto.

La depresión es una de las enfermedades mentales más frecuentes y se calcula que afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo. Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sitúan a España en el cuarto país de Europa con más casos de depresión, llegando a afectar a más de 2 millones de personas.

Una de las características de la depresión es que puede ser cíclica. Va y viene en oleadas. Esto quiere decir que para muchas personas la depresión siempre estará en sus vidas y que han de convivir con ella como si de una enfermedad crónica se tratara. 

En ocasiones la depresión llega avisándonos con síntomas sutiles.

Hay síntomas depresivos que todos conocemos bien. La depresión puede hacer que sea te sea difícil hacer cosas cotidianas, como salir de la cama por la mañana, bañarte, ir al trabajo o la escuela y socializar. Todo se vuelve extenuante y hasta lo más sencillo es imposible. Son muy comunes los sentimientos de desesperanza e incluso pensamientos suicidas. Toda tu vida puede venirse abajo, porque cuando la depresión llega, te golpea con tanta fuerza que te deja sumido en un mundo negro y oscuro.

Pero a veces la depresión aparece lentamente, como si no la vieras venir. Y se expresa a través de síntomas más sutiles. Síntomas que pueden verse sin importancia, pero que para personas con tendencia a la depresión, no deberían pasarse por alto.

Es muy importante que sepamos cuándo estamos a las puertas de un episodio depresivo para poder reducir o sobrellevar sus consecuencias con menos sufrimiento. Reconocer estos síntomas puede darte el tiempo y el espacio para comenzar a construir un refugio que te ayudará a resistir la tormenta que se avecina.

Por ejemplo,  puede que te notes con más necesidad de dormir y empieces a echarte siestas todos los días por la tarde, cuando eso no es lo normal en ti. Quizás sufras más dolores corporales  o te moleste alguna parte de tu cuerpo. Tal vez tratar contigo últimamente se haya vuelto complicado porque estás muy irascible. Olvidarte del sexo o no querer saber nada de él, si antes lo disfrutabas, también puede ser un síntoma al que prestar atención. Sentir que los problemas cotidianos como ir a pagar la luz al banco o atender a tu hijo en casa, están siendo realmente extenuantes y tener la sensación de que «todo es demasiado«; demasiado trabajo, demasiada conversación, demasiada intimidad, demasiado ruido, demasiada gente… es sin duda un indicativo de estar al límite de tu capacidad de aguante.

Normalmente la insatisfacción vital no se instaura en nosotros de golpe, lo hace poco a poco. Y aunque no seamos conscientes de ello, nuestra manera de comportarnos puede aportarnos mucha información. Si estás bebiendo más alcohol de lo normal, si fumas más, si pierdes mucho tiempo jugando a las máquinas o a los videojuegos o estás compulsivamente pendiente del móvil,  puede que estés intentando «escapar» de una vida que ya no te está satisfaciendo. 

Es vital que sepamos darnos cuenta de cuándo cambiamos. De cuándo empezamos a mirar al mundo a través de esa niebla negra que todo lo apaga. 

Cualquiera de nosotros puede tener alguno o todos estos  síntomas y no necesariamente tiene que estar relacionado con un proceso depresivo. Pero si ya hemos pasado antes por una depresión, no deberíamos pasar por alto ninguna de estas señales. Anticiparnos puede hacernos pasar a la acción y reducir considerablemente los efectos devastadores de esta terrible enfermedad.

Este post se ha escrito a partir de una publicación de @ mind.body.psych. que puedes encontrar aquí.

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