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¿Cómo dejar de pensar mal?

(Segunda Parte)

¿Cómo evitar pensar mal?

Pensar bien es saber establecer un diálogo interno sano con uno mismo.Un diálogo que incluya las experiencias de la vida y las relaciones que estableces con los demás y con el mundo que te rodea. Que hable también de emociones y sentimientos. Permitiendo cualquier experiencia sin juicio y con aceptación.
En la primera parte del post, vimos que no existe una única realidad y que desde luego no es la nuestra. Existen tantas realidades como personas. Pensar bien incluye la capacidad de acercarnos a una realidad lo más objetiva posible. Ser conscientes de nuestras creencias y saber que nos pueden estar condicionando a la hora de percibir, recordar y juzgar lo que nos ocurre, es un gran paso con el que comenzar.
Si queremos salir del círculo vicioso mental de pensamientos negativos, tendremos que aprender a liberar nuestra mente de sus condicionamientos automáticos. Algo que a priori es bastante difícil, pero que a través de la práctica, se va haciendo más y más sencillo.
>> A continuación te doy 3 pasos para  poder conseguirlo:

3 PASOS PARA EVITAR PENSAMIENTOS NEGATIVOS

Podemos modificar nuestros patrones mentales. El secreto está en  entrenarnos a nivel mental. Es como cuando nos entrenamos para una carrera. Cuesta arrancar ya que nuestra tendencia es hacer lo que hacemos siempre. Pero con una dosis de esfuerzo empezamos a entrenarnos. Primero, sin exigirnos mucho, poco a poco. Y gradualmente nuestro cuerpo se hace más fuerte y empieza a rendir de manera eficiente.

Con la mente pasa exactamente igual. Requiere de compromiso, disciplina, persistencia y de un tiempo para notar resultados. Estos son los pasos que hemos de recorrer para conseguirlo:

♥ Desea cambiar de verdad

No basta con valorar la posibilidad de modificar mis hábitos y ver qué pasa. Hay que estar comprometido con el proceso del cambio y desearlo desde lo más profundo. Ser consciente de que el proceso no será fácil ni lineal. Y que cualquier cambio supone una dosis extra de esfuerzo y disciplina.

♥ Se consciente de los «errores de tu mente»

El segundo paso es ser consciente de cómo funciona tu mente condicionada. No podemos cambiar lo que no sabemos que sucede, así que al principio haremos una labor de observación de lo que ocurre en nuestra mente.
Una de las maneras más divertidas de realizar este paso es imaginándote que eres un científico que está haciendo un estudio sobre el funcionamiento cerebral.

Siempre que te encuentres dando vueltas a algún pensamiento negativo, para y hazte estas preguntas:

  1. ¿Qué es lo que me ha hecho sentir mal?
  2. ¿Qué idea ha pasado por mi mente?
  3. ¿Por qué he llegado a esta conclusión? ¿Es probable que esté condicionado?
  4. ¿Qué hice después? ¿Cómo reaccioné?

♥ Aprende a transformar tus creencias negativas

Ahora es el momento de transformar esas ideas tan rígidas que nos hacen sentir mal. Y para ello debemos hacer lo siguiente:

Presta atención de manera global: cada vez que te veas a ti mismo ante una situación que confirme tus creencias, trata de ver la situación con perspectiva. Intenta ampliar tu foco de atención, de una manera más global, ver las cosas con perspectiva. Salir de esa especie de egocentrismo que surge en esos momentos.

Por ejemplo:

Estás cenando con unos amigos. Y siempre has creído que no eres digna de amor. Pero sabes  que tienes tendencia a fijarte en aquellos detalles que denotan falta de atención hacia mí. Pero a pesar de todo, no puedes dejar de sentirte mal porque uno de tus amigos te ha mirado mal. En ese punto puedes hacer dos cosas:

  1. Tomarte un tiempo para calmarme. En ese tiempo puedes observar si tu amigo vuelve a mirarte mal.
  2. Puedes fijarte si tu amigo se relaciona así con los demás o sólo contigo. Quizás tan sólo tenga un mal día y esté borde con todos.

Trabaja con tu memoria: los recuerdos que concuerdan con nuestras creencias negativas, son muy potentes. Son de fácil acceso y pueden aparecer intrusivamente en nuestra mente, provocándonos malestar intenso. Si queremos ser más objetivos con nuestra memoria tendremos que aprender a:

  • Calmar las reacciones derivadas de ciertos recuerdos. Desarrollando la habilidad de “no reacción” o de autocontrol (para esto no puedo evitar recomendar la meditación como práctica habitual).
  • Equilibrar los recuerdos negativos: sabemos que podemos recordar fácilmente aquello que nos hizo sufrir. Y que será difícil que también surjan recuerdos positivos. Pero hay que hacer un esfuerzo. Siempre que algo negativo sea recordado, buscaremos un recuerdo positivo que lo compense.

Por ejemplo:

Si te viene a la memoria el recuerdo de la ocasión en la que te sentiste despreciado por alguien, primero para y respira profundamente y trata de calmarte. Después trata de recordar alguna vez en la que te hayas sentido valorado.

Trata de ser más objetivo: hay dos formas de ampliar la objetividad de lo que experimentamos:

  • Explora los hechos: intenta revisar lo que te sucede sin dejarte nada por el camino y sabiendo que tu mente no es objetiva. Revisa tus creencias y cómo crees que pueden estar condicionándote. Cuanto más lo practiques, más automático se volverá y cada situación conflictiva se convertirá en un momento de reflexión y auto-conocimiento.
  • Busca explicaciones alternativas: Casi siempre hay otra versión de la historia. Cuando estamos metidos en nuestros pensamientos negativos, no somos capaces de darnos cuenta de que quizás haya otra explicación a lo que sucede. Buscar otras alternativas evitando ser tan catastrofista o negativo es un buen ejercicio.

Recuerda:

Somos malos procesadores de la información, ésa es la verdad. Pero al mismo tiempo tenemos a nuestra disposición las herramientas para gestar nuestra propia revolución psicológica y hacer del pensamiento un elemento liberador. 

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