Nadie nos enseña a desarrollar nuestra habilidad innata para comunicarnos con nuestro cuerpo y con el tiempo perdemos totalmente la capacidad de entender su lenguaje.
Nos cuesta ver a nuestro cuerpo como algo vivo con capacidades increíbles: como la de percibir, sentir, expresar, equilibrar, aprender, enfermar, curar, informar… vivimos en un cuerpo al que apenas hacemos caso y claro, no sabemos porqué pero nos sentimos mal, doloridos, insatisfechos, ansiosos, deprimidos…
Desconfiamos de nuestro cuerpo, lo juzgamos, lo utilizamos, lo explotamos y luego lo rechazamos si duele o enferma. Muy pocos de nosotros lo tratamos como lo que es, un milagro de la naturaleza que nos permite sentir el gozo de estar vivos.