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Meditar no es fácil

Meditar es sencillo, pero no es fácil

Meditar es simple, y a la vez, no. Sólo sentarse y cerrar los ojos es simple, y a la vez no.

Hace unos días leí una frase de una psiquiatra americana que decía: «si crees que conoces a alguien «normal» entonces es que no lo conoces en profundidad«. Y es que la verdad es, nos guste o no, que somos seres complejos. El ser humano es realmente complicado y difícil de entender en muchas ocasiones. Cada uno de nosotros tiene una historia personal única, con sus vivencias, dificultades, emociones, creencias  y patrones de conducta que además, convive con otros seres humanos con sus propias mochilas personales y únicas. No, no es fácil ser un ser humano.

Y tampoco es sencillo vivir en este mundo. La vida es compleja y a nuestro alrededor hay estímulos constantes que nos provocan reacciones, traen a la superficie memorias y generan pensamientos que pueden transportarnos hacia un pasado o futuro incierto, que a su vez generan en nosotros emociones intensas.

De modo que cuando llega alguien y te dice que para meditar es fácil, que no necesitas nada, que con sentarse en silencio basta, es que probablemente no está entendiendo la dificultad que entraña algo tan sencillo como tener que sentarse a «estar» con  toda nuestra complejidad. No estamos acostumbrados a mirarnos y a observarnos desde dentro, por eso para muchas personas comenzar a hacerlo puede ser realmente duro.

Por ejemplo a mí, aún a día de hoy cuando la vida me da algún que otro disgusto y me sacude por dentro con dureza, el hecho de sentarme a “estar” con todo eso, en ocasiones me da pereza (que es una barrera más ante lo que me da miedito). 

Medita aunque te cueste

Distintas formas de meditar fáciles

La necesidad de calmar la mente para alcanzar un estado de paz y calma es una necesidad muy antigua en el ser humano. A lo largo de la historia de la humanidad se han creado distintas técnicas para conseguir aquietar el parloteo incesante de nuestra mente y hay muchas formas de hacerlo: a través del canto de mantras, de técnicas de respiración, realizando posturas de yoga, bailando danzas místicas… Todas todas ellas valiosas, porque siempre ofrecen algo interesante que aprender o sentir. Son distintos caminos para llegar a una experiencia meditativa, que sin duda tiene muchos beneficios para nosotros.

Pero meditar no es escoger una técnica y hacerla bien. Meditar es una experiencia. Es decir, es algo vivido y sentido que ocurre mientras bailamos o cuando nos sentamos en nuestro zafú a meditar o mientras practicamos yoga. Pero también puede ocurrir en otras situaciones más comunes como cuando friegas los platos o te duchas, cuando practicas deporte o disfrutando de alguno de tus hobbies preferidos. 

Lo más maravilloso e increíble de la meditación, es que como experiencia que es, puede ser única para cada persona. No hay atributos que la definan con exactitud. Unos te dirán que meditar es silenciar la mente, para otros será conectar con su niño interior, otros se sentirán parte de un todo, habrá quien te diga que al meditar se convierten en puro amor o que se fusionan con la naturaleza… Y cada una de estas experiencias será válida porque todos tenemos una forma única de sentir y experimentar la vida. Lo bonito es que ocurra ¿no te parece?.

“Si no conoces el silencio del cuerpo, no puedes entender el silencio de la mente” -B.K.S. Iyengar

La meditación a través del cuerpo

Una de las prácticas meditativas que más aconsejo es aquella que incluya al cuerpo como punto al que prestar atención. Es decir, meditar incluyendo al cuerpo en la experiencia, siendo capaces de sentirlo plenamente sin juicios y con mucha curiosidad. Porque si nos acostumbramos a sentirnos mientras meditamos, estaremos creando el hábito de seguir haciéndolo el resto del día y esto siempre será algo beneficioso.

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Meditación a través del cuerpo

Actualmente trabajo enseñando a quien lo desee, a conectar con su cuerpo para mejorar su calidad de vida o para solucionar alguna dificultad a la que se estén enfrentando. Una de las herramientas que utilizamos en nuestras sesiones es la meditación, en concreto la meditación a través del cuerpo.

Podemos aprender a sintonizar con nuestro cuerpo y meditar con él, para descubrir los secretos de tu inconsciente y resolver todo aquello que tienes pendiente en tu vida, además de ser una herramienta muy poderosa para encontrar las soluciones que estás buscando en tu vida.

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