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¿Por qué a veces me siento sola?

Tu mente tiene mucho que ver en tu soledad

A veces me siento sola

«La verdad es que últimamente me siento solo. No encuentro conexión con los demás«. ¿Quién no se ha sentido solo alguna vez? La sensación de soledad puede hacerse presente en la vida de muchas personas. Nos sentimos solos, sin que nadie nos entienda o nos acompañe de verdad. ¿Pero realmente lo estamos?

Lo cierto es que, la soledad es un sentimiento subjetivo. No es algo tangible. Uno puede estar físicamente solo, pero a pesar de ello sentirse acompañado por otros. De la misma manera, puedes estar rodeado de o ras personas, pero sentir que no te sientes conectado a ellas. De modo que, con mucha frecuencia la soledad se vive en la mente de quien la padece.

Si pienso que me siento solo, nuestro cuerpo empieza a reaccionar ante esa idea. Tal vez tengamos dolor físico o nos sintamos emocionalmente alterados. Sentirnos en soledad tiene un gran impacto en nuestra salud física. Puesto que activa nuestras respuestas de estrés físico y psicológico. Y con el tiempo puede llegar a suprimirse la correcta función de nuestro sistema inmunológico.

Cuando nuestras defensas no funcionan correctamente, tenemos más riesgo de desarrollar todo tipo de enfermedades. La ciencia lo confirma, sentirnos solos hace que vivamos menos años. Y quienes llegan a la vejez con relaciones personales de calidad, viven más y mejor.

"El pez que se muerde la cola"

El ciclo destructivo de sentirnos solos

La soledad distorsiona nuestras percepciones. Nos hace creer que las personas que nos rodean se preocupan poco por nosotros. Hace que veamos nuestras relaciones de manera más negativa. Valoramos menos a nuestros amigos. O a nuestra familia. No nos sentimos satisfechos.

Estas percepciones distorsionadas tienen un enorme efecto dominó, creando profecías autocumplidas. Terminamos por creernos poco válidos y actuamos como si lo fuéramos. De manera que en muchos casos, nos vamos alejando de los demás. Rechazando la posibilidad de compartir con otras personas, para salir así de esa espiral negativa.

Por ejemplo. Me invitan a una fiesta y pienso: “¿Para qué voy a ir si nadie hablará conmigo? Seguro que me han invitado por pena.” Y si me animo a ir a la fiesta. Me quedaré en una esquina con cara de pocos amigos. Y así, efectivamente nadie se me acercará. Confirmando la idea de que no le importo a nadie y no soy válido.

Liberarte de la soledad y curar las heridas psicológicas que inflinge es posible. Pero como todo en la vida, implica tomar la decisión de hacerlo. Hay que luchar activamente contra el instinto que te dice que te mantengas alejado. Esa voz interior que no para de decirte que es mejor estar solo. Que estarás a salvo aislándote del mundo.

En lugar de lamentar tu situación. O de hacer caso a ese diálogo interno negativo. Aquí tienes unos consejos que pueden ayudarte a no sentirte solo:

Aprende a disfrutar de ti mismo

Para poder tener relaciones satisfactorias con los demás, primero hemos de mejorar la relación que tenemos con nosotros mismos. Somos la relación más importante de nuestra vida.

Querernos y disfrutar de nosotros es básico para sentirnos felices. Saber que nos llevamos bien con lo que somos. Que podemos disfrutar del tiempo solos. Que no nos atormenta la idea de la compañía exclusiva de nuestros pensamientos.

Tener claro lo que nos gusta y dedicarle tiempo. Disfrutar de las cosas buenas que nos aporta la soledad. Saber que a pesar de que es maravilloso poder compartir momentos con otros. También es maravilloso hacerlo en soledad.

Pasa a la acción

Acepta que te sientes solo. Y que seguramente estés viendo las cosas peor de lo que son. Puede que estés pidiendo demasiado a los demás.

Nadie más que tú puede sacarte de donde estás. Deja de pensar tanto y movilízate hacia el cambio. Comprométete.

Revisa tu agenda de teléfonos y emails. Conéctate en las redes sociales. Haz una lista de personas a las que no hayas visto recientemente. O con las que no has hablado durante un tiempo. Ábrete. Escribe, llama, envía whatssaps. Haz saber a los demás que te gustaría quedar para charlar o pasear o practicar algún deporte juntos.

No te lo tomes como algo personal

Es importante dar el primer paso. Tomar contacto con amigos del pasado o abrirte a relacionarte con compañeros de trabajo o del gimnasio. Pero igualmente importante es que sepas que por hacerlo, no siempre obtendrás los resultados que esperas. Todos estamos en este mundo viviendo las dificultades de la vida. Cada uno de nosotros tiene su propia historia personal que hay que respetar.

Si no responden como quisieras. No te lo tomes como algo personal. Ve sembrando poco a poco. Y con ello, tus probabilidades de relacionarte con los demás aumentarán considerablemente.

Regula tu estado emocional

Es una realidad que no nos gustan las personas tristes. No es agradable compartir con aquellos que se lamentan constantemente. Casi nadie se siente bien con quien está de mal humor o deprimido. Es duro de asumir, sobre todo cuando puede que realmente estés triste. Pero hay que tenerlo claro a la hora de relacionarnos con los demás.
No se trata de ser otra persona. Se trata de contenernos un poco. Queremos compartir con otros y así empezar a sentirnos mejor. Pero compartir momentos agradables. Positivos. Reconfortantes para ambas partes.

Pide ayuda

Si te sientes realmente incapaz de cambiar o modificar tu estado de ánimo. Si la pena no te abandona o sientes que la rabia contenida se apodera de ti, incluso cuando estás con otras personas. Quizás necesites la ayuda de un buen psicólogo. Con la orientación de un buen profesional puedes aprender a gestionar tus emociones. Liberarte de tus miedos limitantes y desarrollar habilidades sociales que te permitan disfrutar plenamente de tus relaciones con los demás. Siempre es bueno saber cuándo puedes buscar la ayuda de un psicólogo.

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