Liberarte de la soledad y curar las heridas psicológicas que inflinge es posible. Pero como todo en la vida, implica tomar la decisión de hacerlo. Hay que luchar activamente contra el instinto que te dice que te mantengas alejado. Esa voz interior que no para de decirte que es mejor estar solo. Que estarás a salvo aislándote del mundo.
En lugar de lamentar tu situación. O de hacer caso a ese diálogo interno negativo. Aquí tienes unos consejos que pueden ayudarte a no sentirte solo:
Aprende a disfrutar de ti mismo
Para poder tener relaciones satisfactorias con los demás, primero hemos de mejorar la relación que tenemos con nosotros mismos. Somos la relación más importante de nuestra vida.
Querernos y disfrutar de nosotros es básico para sentirnos felices. Saber que nos llevamos bien con lo que somos. Que podemos disfrutar del tiempo solos. Que no nos atormenta la idea de la compañía exclusiva de nuestros pensamientos.
Tener claro lo que nos gusta y dedicarle tiempo. Disfrutar de las cosas buenas que nos aporta la soledad. Saber que a pesar de que es maravilloso poder compartir momentos con otros. También es maravilloso hacerlo en soledad.
Pasa a la acción
Acepta que te sientes solo. Y que seguramente estés viendo las cosas peor de lo que son. Puede que estés pidiendo demasiado a los demás.
Nadie más que tú puede sacarte de donde estás. Deja de pensar tanto y movilízate hacia el cambio. Comprométete.
Revisa tu agenda de teléfonos y emails. Conéctate en las redes sociales. Haz una lista de personas a las que no hayas visto recientemente. O con las que no has hablado durante un tiempo. Ábrete. Escribe, llama, envía whatssaps. Haz saber a los demás que te gustaría quedar para charlar o pasear o practicar algún deporte juntos.
No te lo tomes como algo personal
Es importante dar el primer paso. Tomar contacto con amigos del pasado o abrirte a relacionarte con compañeros de trabajo o del gimnasio. Pero igualmente importante es que sepas que por hacerlo, no siempre obtendrás los resultados que esperas. Todos estamos en este mundo viviendo las dificultades de la vida. Cada uno de nosotros tiene su propia historia personal que hay que respetar.
Si no responden como quisieras. No te lo tomes como algo personal. Ve sembrando poco a poco. Y con ello, tus probabilidades de relacionarte con los demás aumentarán considerablemente.
Regula tu estado emocional
Es una realidad que no nos gustan las personas tristes. No es agradable compartir con aquellos que se lamentan constantemente. Casi nadie se siente bien con quien está de mal humor o deprimido. Es duro de asumir, sobre todo cuando puede que realmente estés triste. Pero hay que tenerlo claro a la hora de relacionarnos con los demás.
No se trata de ser otra persona. Se trata de contenernos un poco. Queremos compartir con otros y así empezar a sentirnos mejor. Pero compartir momentos agradables. Positivos. Reconfortantes para ambas partes.
Pide ayuda
Si te sientes realmente incapaz de cambiar o modificar tu estado de ánimo. Si la pena no te abandona o sientes que la rabia contenida se apodera de ti, incluso cuando estás con otras personas. Quizás necesites la ayuda de un buen psicólogo. Con la orientación de un buen profesional puedes aprender a gestionar tus emociones. Liberarte de tus miedos limitantes y desarrollar habilidades sociales que te permitan disfrutar plenamente de tus relaciones con los demás. Siempre es bueno saber cuándo puedes buscar la ayuda de un psicólogo.