¿En qué me beneficia saber prestar atención? ¿Por qué es tan importante no despistarme? Estos son algunos de los beneficios más importantes que obtenemos cuando sabemos atender plenamente:
Hace que seamos más productivos
Según Adecco se calcula que cada trabajador pierde de media, alrededor de una hora y media al día en distracciones, lo que supone unas ocho horas a la semana, el equivalente al 20% de su jornada laboral. De manera que atender plenamente en nuestro trabajo, mejora nuestra productividad porque perdemos menos el tiempo.
Además al aumentar la atención, estamos mucho más concentrados y nuestra memoria funciona mejor. Gracias a esto nos sentimos más capacitados en la toma de decisiones y con más confianza en nuestras capacidades profesionales.
Mejora nuestras relaciones con los demás
Cuando atendemos plenamente a los demás desarrollamos nuestra capacidad de escucha. Aprendemos a escuchar con los cinco sentidos. No hay nada más gratificante y beneficioso que sentirse realmente escuchado por otra persona. Cuando estamos realmente escuchando a alguien, potenciamos la confianza entre los dos. Hacemos que el que habla se sienta valorado creando un clima de calma. Aprendemos de la otra persona, focalizándonos no sólo en el mensaje sino en cómo lo está trasmitiendo. Empatizamos con más facilidad y nos tomamos el tiempo necesario para la reflexión sobre lo que estamos escuchando, sin apresurarnos a contestar.
Aumenta la sensación de disfrute
Cuando pasamos por las experiencias del día a día sin prestar atención, no logramos conectar con lo que estamos haciendo. Vivimos las cosas de manera superficial, como de pasada. Hacemos las cosas de manera automática, sin pensar. Y una de las peores consecuencias de vivir así, es la pérdida del disfrute. Sin atención no hay placer.
De manera que, una de las formas más directas de volver a sentir que disfrutamos de la vida, es volver a prestar atención a lo que hacemos. Cuanto más atentos estemos, más matices podremos obtener. Las cosas se vuelven mucho más interesantes. Hasta lo cotidiano, como comer, puede convertirse en un auténtico deleite para los sentidos.
Pruébalo: Trata de comer hoy sin distracciones. Sin televisor, sin móvil o periódico. Sólo tú y tu comida. Observa lo que tienes delante, huele, siente la textura de lo que comes. Aprecia el sabor de cada alimento. Mastica con calma. No tengas prisa…
Todo lo que hacemos puede transformarse tan solo con prestar atención.
Reduce el estrés
Estar hiper-estimulados nos estresa. Nuestro cerebro va dividiendo su atención a todos los estímulos que se nos presentan y es agotador. Tenemos una capacidad limitada de atender y si no sabemos administrarnos correctamente, es fácil que terminemos cansados.
Cuando el cansancio se acumula, porque vivimos en un continuo ir y venir. Por las exigencias laborales o familiares. Y no sabemos como aportar espacios de calma a nuestro cerebro, el estrés es inevitable.
Saber dirigir nuestra atención a una sola cosa, reduce el estrés. Aporta una sensación de calma y descanso muy necesaria para nuestra salud mental.
Así que para aprender a parar nuestra mente, lo primero que debemos hacer es desarrollar la habilidad para prestar toda nuestra atención a una sola cosa.
Nos coloca directamente en el momento presente
Cuando estamos atendiendo algo con todo nuestro ser, no existe el tiempo. Permanecer completamente concentrados en algo, nos aparta de nuestros pensamientos. Nos sitúa directamente en el momento presente.
Estar presentes, vivir en el ahora, reduce considerablemente nuestro sufrimiento mental. Podemos entrenarnos para estar más presentes a través del Mindfulness. Tal y como se ha comprobado en multitud de estudios científicos, la práctica de Mindfulness ayuda a mantener un buen estado de salud mental. Permitiéndonos potenciar la habilidad de prestar atención de manera saludable y beneficiosa.