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Estoy desconectada de mi misma

Vives desconectada de ti misma

Aún recuerdo las palabras de mi primer profesor de yoga: “Querida amiga, vives desconectada de tu cuerpo”.

Todo mi cuerpo se estremeció ante sus palabras. Me quedé paralizada, como cuando alguien te revela una gran verdad. Y es que hay verdades que son tan ciertas, que duelen. Aquel fue el comienzo de un gran viaje hacia los misterios de mi cuerpo.

Casi todos nosotros vivimos desconectados de nuestro cuerpo. De algún modo todos vivimos sin comunicarnos con él. Y no es que no podamos sentirnos, sino que lo hacemos de una forma fugaz, sutil e inconsciente. Es cierto que podemos sentir nuestro cuerpo cuando practicamos sexo o durante una sesión de ejercicio intenso, quizás haciendo yoga o disfrutando de una deliciosa comida. También sentimos nuestro cuerpo cuando nos enamoramos ¡y cuando nos rompen el corazón! ¿Pero que relación mantenemos con nuestro cuerpo el resto del tiempo?

Lo cierto es que nos pasamos la mayor parte nuestro día a día ante un cuerpo que nos es verdaderamente desconocido. La mayor parte de nosotros no siente la importancia de vivir en sintonía con el cuerpo, básicamente porque siempre ha vivido así y no conoce otra forma de hacerlo.

Cuando nos abrimos a escuchar a nuestro cuerpo comenzamos a tomar conciencia de lo importante que es en nuestra vida y es entonces cuando descubrimos un mundo nuevo de posibilidades.

Vive a través de tu cuerpo

Vivir a través de nuestrocuerpo amplía nuestras posibilidades llenando nuestro día a día de intimidad, confianza, curiosidad y gozo.

La historia de Elena:

Elena acudió a terapia porque sentía un nudo permanente en el estómago, que en ocasiones era tan intenso que no le permitía ni comer.

Había ido a varios médicos pero todos le decían que todo estaba bien. Iba a clases de yoga y meditaba todas las noches pero apenas conseguía mejoría. 

Cuando Elena acudió a terapia se sentía perdida. A pesar de que intuía que podría solucionar su problema ella misma, no sabía por dónde empezar. Gracias a nuestra terapia Elena se dio cuenta de que era una perfeccionista y de que siempre lo había sido, incluso de pequeña. Descubrió que lo que en realidad buscaba era la validación de los demás porque quería sentirse querida y apreciada

En nuestras sesiones pudo explorar sus sensaciones y descubrió que detrás de aquel dolor en el estómago se escondía una profunda pena. Su madre había fallecido hacía un año y no se había permitido estar triste ni decaída. Quería parecer íntegra y capaz ante los ojos de los demás. Antepuso la entereza y el control emocional al duelo natural ante la muerte de su madre. Y su dolor estaba atrapado en su estómago.

Por primera vez en mucho tiempo empezó a sentir alivio. Dedicó un tiempo a explorar toda esa tensión que sentía y poco a poco ésta fue desapareciendo.

Puedes aprender a escuchar a tu cuerpo

Cuando desarrollas tu conciencia corporal empiezas a ser consciente del vínculo que existe entre tus síntomas físicos y tus emociones. Con el asesoramiento adecuado de un buen profesional, puedes incluso explorar y resolver aquellos asuntos que son más difíciles y complicados para ti.

Merece mucho la pena dedicar un tiempo a mejorar el vínculo que mantienes con tu cuerpo.

¿Tienes una historia es parecida a la de Elena?

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