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Sanando las heridas del pasado

¿Crees que creciste en una familia disfuncional?

Este espacio es para ti si ...

Eres muy crítica contigo misma y con los demás.

Te sientes frecuentemente avergonzada.

No eres capaz de cuidar de ti misma.

Posees cierto grado de ansiedad social.

Sueles tener pensamientos frecuentes de soledad y abandono.

Tu autoestima es frágil.

Tus relaciones personales, especialmente las íntimas, son difíciles.

Sufres de cambios de humor radicales.

Tiendes a la distracción (drogas, comida, deporte, trabajo, redes sociales…).

Sientes que «piensas demasiado», que le das muchas vueltas a todo.

Tu tolerancia a la frustración y al estrés es muy baja.

Alguna vez has tenido ideaciones suicidas.

¿Sospechas que todo lo que te pasa tiene que ver con tu infancia?

Si naciste en una familia que fue incapaz de aportarte seguridad, confianza, respeto y amor incondicional, de adultos sufrirás secuelas en todos los aspectos fundamentales de tu vida.

En una familia disfuncional el padre y/o la madre son incapaces de cubrir las necesidades básicas de sus hijos.

¿Fueron mis padres emocionalmente inmaduros conmigo?

Se que puede ser duro valorar de manera objetiva a tus padres, porque de alguna forma sientes que los estás traicionando. Pero este no es mi propósito, lo que tratamos de hacer aquí, es de que puedas empezar a dar cabida a tu experiencia tal cual fue, porque es el punto de inicio necesario para tu sanación.

Sabemos que aquellos padres que son incapaces de criar a sus hijos debidamente, padecen de algún grado de inmadurez emocional. Unos padres negligentes son aquellos que comprometen la vida de sus hijos porque no los alimentan, o no cubren sus condiciones mínimas de higiene o les someten a abusos físicos o sexuales. Pero también lo son a través de otro tipo de conductas más sutiles y elaboradas, que sin duda provocan un daño profundo y permanente en sus hijos

Estas son algunas de las características típicas de padres considerados emocionalmente inmaduros:

Mi padre/madre a menudo reaccionaba exageradamente ante cosas sin importancia.

Nunca recibí cariño o afecto por parte de mi padre/madre.

Mi padre/madre carecía de empatía y/o no era consciente de sus propias emociones.

Mi padre/madre era adicto a alguna droga o padecía alguna enfermedad mental.

La cercanía emocional o la intimidad provocaban gran incomodidad en mi padre/madre.

Mi padre/madre se molestaba ante las diferencia individuales o las opiniones distintas a la suya. Envidiaban y desacreditaban a sus «competidores».

Cuando crecí, mi padre/madre me contaba sus confidencias, pero era incapaz de ser mi confidente.

Mi padre/madre a menudo decía y hacía cosas sin pensar en los sentimientos de los demás.

Mi padre/madre nunca se interesó realmente por mí, quizás sólo cuando estaba muy enfermo.

Mi padre/madre era inconsistente; unas veces sabio y otras actuaba como un loco. 

La mayoría de las conversaciones con mi padre/madre se centraban en ellos mismos.

Mostrar emociones como rabia, tristeza o enfado alteraba a mi padre/madre. No se me permitía expresar mis emociones.

Mi padre/madre jamás me pidió perdón o se hizo cargo de alguno de sus errores en mi presencia.

Ten en cuenta que no estoy diciendo que tus padres puedan haberse comportado así de forma puntual. Como es obvio, ninguno de nosotros es perfecto. De lo que se trata es de identificar en tus padres formas de ser y comportarse estables en el tiempo, que además solían ir acompañadas de una ausencia total de responsabilidad ante ellas.

Si has identificado más de una afirmación como cierta en tus padres, es muy probable que hayas estado lidiando con una persona emocionalmente inmaduro/a

Una infancia carente de cuidadores emocionalmente maduros, origina adultos con un gran sufrimiento interno.

El Trauma Complejo

La negligencia que sufrimos siendo niños/as puede provocarnos un tipo de estrés postraumático conocido como «trauma complejo»,  síndrome que comúnmente presenta 5 características principales en quienes lo padecen: flashbacks emocionales; vergüenza tóxica; abandono personal; crítico interno voraz y permanente; y ansiedad social.

Las repercusiones particulares que el trauma provoca en tu vida, dependerán de las circunstancias únicas que viviste en tu infancia. Algunos de los ámbitos personales que pueden haberse visto afectados por el trauma son:

1- Problemas de autoaceptación, autoestima y autocompasión.

2- Problemas con nuestro sentido de identidad personal.

3- Falta de habilidad para protegernos.

4- Incapacidad para relajarnos.

5- Incapacidad para sentirnos seguros/as en una relación.

6- Falta de habilidad para expresarnos libremente.

7- Estrés mental.

8– Ausencia de confianza en nosotros mismos.

9- Problemas de autocuidado.

10- Falta de fuerza de voluntad y motivación.

Cómo sanar las heridas de mi pasado

Cuanto más conozcas tus heridas, más eficaz será tu recuperación

Sanar tus heridas emocionales es perfectamente posible, aunque como posiblemente ya sospeches, es un proceso bastante complejo. Como mencionaba anteriormente, nuestro desarrollo puede haberse visto afectado a nivel cognitivo, emocional, espiritual, físico y relacional. De modo que para poder recuperarnos de todo ello, el primer paso sería averiguar qué aspectos de nuestra persona han sido heridos, para poder elaborar un plan de acción a medida. 

A continuación enumero algunas de las propuestas de trabajo personal que podemos llevar a cabo en el proceso de recuperación de las secuelas del trauma complejo:

1- Trabajo cognitivo: este es el primer nivel de trabajo, en el que rompemos el círculo vicioso de todos esos pensamientos dañinos, defectuosos, poco realistas y obsoletos que tienes sobre ti misma.

2- Reducción de nuestro crítico interno: comprendiendo su origen y su función original, para después modularlo progresivamente con diversas herramientas.

3- Desarrollo de un ego saludable: que nos permita deshacernos del miedo a ser lo que realmente somos.

4- Sanación emocional: donde damos cabida a todas esas emociones que arrastras desde que eras una niña/o y localizamos aquellas tendencias inmaduras de nuestros padres que podemos estar perpetuando.

5- Sanación corporal: porque el trauma siempre queda guardado en nuestro cuerpo y porque nuestro sistema nervioso requiere de un cuidado muy especial.

6- Mejora de nuestras relaciones personales: nuestro trauma sin duda es relacional, por lo tanto será en nuestra relación con el otro, donde podremos conseguir nuestra verdadera recuperación.

¿Quieres contarme tu historia?

Si crees que necesitas ayuda para comprender qué te pasa, qué puedes hacer y quieres contarme tu historia, puedes contactar conmigo en maite@atravesdelcuerpo.com y me pondré en contacto contigo lo antes posible (por favor, te en cuenta que no tengo mucho tiempo disponible actualmente, pero que siempre te responderé).

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